Entre las distintas propiedades medibles puede establecerse  una clasificación básica. Un grupo importante de ellas quedan perfectamente  determinadas cuando se expresa su cantidad mediante un número seguido de la  unidad correspondiente. Este tipo de magnitudes reciben el nombre de magnitudes  escalares. La longitud, el volumen, la masa, la temperatura, la energía, son  sólo algunos ejemplos. Sin embargo, existen otras que precisan para su total  definición que se especifique, además de los elementos anteriores, una dirección  o una recta de acción y un sentido: son las llamadas magnitudes vectoriales o  dirigidas. La fuerza es un ejemplo claro de magnitud vectorial, pues sus efectos  al actuar sobre un cuerpo dependerán no sólo de su cantidad, sino también de la  línea a lo largo de la cual se ejerza su acción. 
Al igual que los números reales son utilizados para  representar cantidades escalares, las cantidades vectoriales requieren el empleo  de otros elementos matemáticos diferentes de los números, con mayor capacidad de  descripción. Estos elementos matemáticos que pueden representar intensidad,  dirección y sentido se denominan vectores. Las magnitudes que se manejan en la  vida diaria son, por lo general, escalares. El dependiente de una tienda de  ultramarinos, el comerciante o incluso el contable, manejan masas, precios,  volúmenes, etc., y por ello les es suficiente saber operar bien con números. Sin  embargo, el físico, y en la medida correspondiente el estudiante de física, al  tener que manejar magnitudes vectoriales, ha de operar, además, con vectores.  
En las Ciencias Físicas tanto las leyes como las definiciones  relacionan matemáticamente entre sí grupos, por lo general amplios, de  magnitudes. Por ello es posible seleccionar un conjunto reducido pero completo  de ellas de tal modo que cualquier otra magnitud pueda ser expresada en función  de dicho conjunto. Esas pocas magnitudes relacionadas se denominan magnitudes  fundamentales, mientras que el resto que pueden expresarse en función de las  fundamentales reciben el nombre de magnitudes derivadas. 
Cuando se ha elegido ese conjunto reducido y completo de  magnitudes fundamentales y se han definido correctamente sus unidades  correspondientes, se dispone entonces de un sistema de unidades. La definición  de unidades dentro de un sistema se atiene a diferentes criterios. Así la unidad  ha de ser constante como corresponde a su función de cantidad de referencia  equivalente para las diferentes mediciones, pero también ha de ser reproducible  con relativa facilidad en un laboratorio. 
 
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